Además, reconoce el poder de las cicatrices emocionales en nuestra percepción de la belleza. “Las experiencias difíciles dejan una marca, pero esas cicatrices pueden integrarse en nuestra historia en lugar de ser ocultadas.” Para Ríos, este proceso de integración requiere un espacio seguro, ya sea en la psicoterapia o en las relaciones cercanas. La clave es expresar en voz alta esos dolores para encontrar perspectiva y aceptación, transformando las cicatrices en lecciones de vida.
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EL RITUAL CELESTIAL DEL CUIDADO CAPILAR
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