BEAUTY VOICES

Maquillista: Rare Beauty

CYNTHIA DI MEO

“A través de mi trabajo en Rare Beauty, he tenido el privilegio de presenciar momentos de profunda reconexión. Muchas personas me han compartido que, por primera vez, sienten que realmente tienen un lugar en un espacio que solía excluirlas. Esos momentos refuerzan mi creencia de que el maquillaje no se trata de transformación; se trata de reflejo.”

ENTREVISTA:

  • Cynthia Di Meo: El Arte de Revelar el Alma

    En un mundo donde la belleza suele ser un molde rígido y estandarizado, Cynthia Di Meo emerge como una arquitecta de la libertad. Su historia no es la de alguien que buscó encajar; es la de una mujer que decidió romper los espejos que distorsionaban su reflejo para construir otros más honestos. Su revolución comenzó con un simple acto de valentía: decir .

    Ese fue una chispa que encendió algo más grande. Un a los espacios que parecían demasiado imponentes, un a las oportunidades que otros habían considerado imposibles, y, sobre todo, un a la verdad de quién era. Cynthia no se transformó; se redescubrió. Y en ese proceso, creó un camino donde lo auténtico no solo es suficiente, sino esencial.

    Desde su lugar en Rare Beauty, Cynthia no maquilla rostros; los revela. Porque para ella, la belleza no es una máscara, sino un espejo. Cada pincelada es un acto de amor, un recordatorio de que no hay nada que ocultar ni cambiar. Su arte no embellece lo que está frente a ella; lo libera. Y en esa liberación, quienes la rodean encuentran un espacio donde, quizá por primera vez, se sienten vistos y celebrados tal como son.

    La maternidad profundizó su visión del mundo. El autocuidado, que alguna vez fue una rutina, se convirtió en un refugio. Pausarse no es un lujo ni un escape; es un acto de resistencia en un mundo que glorifica el agotamiento. Cynthia encontró en esos momentos de calma una manera de reconectarse consigo misma, y al hacerlo, enseñó a su hijo que cuidar de uno mismo no es egoísmo, sino valentía.

    Pero detrás de su arte y su rol como madre, hay palabras que la han guiado como estrellas. Su padre, con su crudeza amorosa, le enseñó: “Nadie vendrá a salvarte; tú tienes que hacer que las cosas sucedan”. Y un amigo, en un momento de duda, le recordó: “Mereces estar aquí, no lo olvides”. Estas frases no solo moldearon su carácter; se convirtieron en las raíces de su resiliencia.

    El legado de Cynthia Di Meo no se encuentra en los productos que toca, sino en las vidas que transforma. Es la mujer que, con un toque y una palabra, desarma las inseguridades y construye confianza. Su visión desafía los cánones, pero va más allá de destruirlos; crea un nuevo lenguaje donde todos los rostros, todas las historias y todas las pieles encuentran su lugar.

    En su universo, la belleza no se trata de perfección; se trata de pertenencia. Y su mensaje es claro: No temas romper los espejos que te limitan. Construye uno nuevo, donde puedas verte completa, inmensa y real”. Cynthia no es solo una artista; es una alquimista de la autoaceptación, una revolucionaria silenciosa cuya voz resuena en quienes buscan autenticidad en un mundo lleno de filtros.

    Cuando la historia de la belleza se vuelva a escribir, Cynthia Di Meo será un capítulo imprescindible. No es la artista que maquilló rostros; es la artista que liberó almas.

  • EL ARTE DE REINVENTARSE

    CDM: De niña, me dijeron muchas veces quién debía ser: una persona callada, que no hiciera preguntas ni ocupara demasiado espacio. Esas palabras se convirtieron en cadenas invisibles, limitándome y dificultándome creer que merecía éxito o felicidad.

    El cambio llegó cuando decidí empezar a decir . No fue un gran gesto, sino una serie de pequeñas decisiones: a las invitaciones, a nuevas posibilidades y a conexiones que antes había ignorado. Con cada paso, sentí cómo los límites de mi zona de confort comenzaban a expandirse, y poco a poco desafié las creencias que me mantenían en la sombra. Aprendí que nos aferramos a lo familiar porque nos da seguridad, pero el verdadero crecimiento sucede cuando creemos que merecemos más. Esa creencia se ha convertido en mi brújula, y sigue guiándome hasta hoy.

  • LA ALEGRÍA COMO RESISTENCIA

    CDM: En un mundo que glorifica el agotamiento, he aprendido que la alegría puede ser un acto de resistencia, una forma silenciosa de protegernos a nosotros mismos. Para mí, el autocuidado va mucho más allá de las mascarillas o un momento de indulgencia. Después de que nació mi hijo, tomó un significado completamente nuevo.

    El autocuidado se convirtió en pausas para reflexionar, procesar mis emociones y practicar la aceptación. Estos pequeños actos—como respirar profundamente o dedicarme unos minutos a mí misma—me permiten encontrar calma incluso en los momentos más caóticos. Me recuerdan que importo y que está bien reclamar mi energía. En una sociedad que equipara estar ocupada con tener valor, elegir la calma es casi revolucionario. Espero poder transmitirle esta lección a mi hijo: valorarte a ti mismo no es egoísmo; es una necesidad.

  • LA DIVERSIDAD REFLEJADA EN EL ESPEJO

    CDM: En una industria que moldea cómo definimos la belleza, he hecho de mi misión expandir esas definiciones. La verdadera belleza está en la singularidad de cada persona, y para celebrarla, primero debemos replantearnos el lenguaje que usamos. Las palabras tienen poder; dan forma a la percepción.

    La inclusión no se trata solo de mostrar rostros diversos en campañas o ampliar la gama de tonos. Se trata de crear espacios donde las voces que históricamente han sido excluidas no solo sean bienvenidas, sino amplificadas. Es abrir conversaciones que desafíen los estándares desactualizados y celebrar las cualidades que nos hacen únicos. A través de mi trabajo, busco inspirar autoaceptación y una visión más amplia de la belleza que empodere a todos para sentirse vistos y valorados. Porque cuando la belleza incluye a todos, se vuelve realmente transformadora.

  • LAS VOCES QUE NOS MARCAN

    CDM: Las palabras tienen un poder inmenso para guiarnos, y hay dos frases que han marcado mi vida. La primera vino de mi padre, quien me dijo: “Nadie vendrá a salvarte; tienes que hacer que las cosas sucedan por ti misma.” Aunque al principio me hizo dudar al pedir ayuda, me enseñó la importancia de la resiliencia y de tomar las riendas de mi camino.

    La segunda vino de un amigo que, al notar mi incomodidad en un evento, me dijo: “Perteneces a cada espacio en el que te encuentres. No temas pedir lo que quieres; lo mereces tanto como cualquier otra persona.” Ese momento cambió mi perspectiva. Me dio permiso para aceptar mi valor y enfrentar la vida con confianza. Estas frases me han recordado que los únicos límites reales son los que nosotros mismos nos imponemos.

  • EL MAQUILLAJE COMO ESPEJO DE IDENTIDAD

    CDM: A través de mi trabajo en Rare Beauty, he tenido el privilegio de presenciar momentos de profunda reconexión. Muchas personas me han compartido que, por primera vez, sienten que realmente tienen un lugar en un espacio que solía excluirlas. Esos momentos refuerzan mi creencia de que el maquillaje no se trata de transformación; se trata de reflejo.

    Es mostrarle a alguien la belleza que ya posee, pero que quizá ha olvidado o nunca se permitió ver. La representación importa, y ayudar a crear un espacio donde todos se sientan bienvenidos, vistos y valorados ha sido una de las partes más gratificantes de mi camino. Estas experiencias han iniciado conversaciones significativas sobre la autoaceptación y el sentido de pertenencia, creando un efecto que celebra la belleza en todas sus formas.

  • EL LEGADO DE LA AUTENTICIDAD

    CDM: Si pudiera dejar una huella en el mundo, espero que sea un recordatorio de vivir con amabilidad, autenticidad y amor. Rodéate de personas que te inspiren y te eleven, y nunca permitas que la comparación apague tu luz.

    Confía en el tiempo de tu vida y cree que hay espacio para que todos triunfemos. Y lo más importante: recuerda que lo que está destinado para ti siempre encontrará el camino hacia ti. Espero que las generaciones futuras abracen esta verdad, viviendo con confianza y celebrando su individualidad, sabiendo que ya son suficientes.